Jugo amargo: un caso raro de intoxicación por calabaza

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Una mujer de 64 años en Canadá fue trasladada de urgencia al departamento de emergencias después de beber jugo de calabaza casero y experimentar una aterradora cascada de síntomas. Este caso, aunque poco común, resalta un riesgo para la salud poco común pero grave relacionado con ciertas calabazas.

Los paramédicos encontraron que la mujer sufría debilidad repentina, náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal bajo intenso. A los pocos minutos de consumir dos tazas de su habitual jugo de calabaza casero, la mujer informó un sabor amargo inusual, una marcada desviación del sabor suave al que estaba acostumbrada durante años de consumo regular.

Su crisis médica se desarrolló rápidamente. Los médicos observaron frecuencia cardíaca y respiratoria alarmantemente altas, presión arterial que inicialmente aumentaba y luego descendía peligrosamente, y extremidades frías que indicaban mala circulación. Un ecocardiograma reveló además una tensión significativa en una de las cámaras de su corazón, lo que sugiere posibles problemas cardíacos.

El tratamiento de emergencia tuvo como objetivo estabilizar la presión arterial de la mujer con líquidos intravenosos. Sin embargo, a pesar de esta intervención, siguió sufriendo episodios de hipotensión severa (presión arterial baja), diarrea persistente e incluso vómitos con sangre en varias ocasiones. La gravedad de su estado requirió su traslado a la unidad de cuidados intensivos (UCI).

Mediante gastroscopia, los médicos encontraron inflamación y sangrado en el revestimiento del estómago, probablemente provocados por la falta de oxígeno a nivel de los tejidos. Esto apuntaba a un shock, una condición potencialmente mortal en la que un flujo sanguíneo inadecuado daña órganos vitales. En este caso, el shock se debió a las toxinas presentes en el jugo de calabaza. Este tipo de intoxicación se clasifica como “síndrome de la calabaza tóxica”, una rara dolencia causada por el consumo de compuestos tóxicos que se encuentran en ciertas calabazas y calabazas.

La calabaza pertenece a la familia de las Cucurbitáceas, junto con verduras familiares como pepinos, calabazas, sandías y calabacines. Estas plantas producen naturalmente sustancias químicas de sabor amargo llamadas cucurbitacinas. Si bien las variedades domesticadas se han criado cuidadosamente para minimizar estas toxinas potencialmente dañinas, haciéndolas apetecibles para los humanos, hay casos en los que los niveles de cucurbitacina aumentan a medida que estas calabazas maduran, lo que representa un riesgo si se consumen.

“Si se ingiere, la cucurbitacina es tóxica para los humanos mediante varios mecanismos supuestos, aunque inciertos”, señalaron los autores del informe, explicando que la toxina altera la señalización celular y aumenta la permeabilidad de los vasos sanguíneos, dañando en última instancia las membranas mucosas de todo el cuerpo, particularmente en el tracto digestivo.

Curiosamente, la intensidad del amargor parece correlacionarse con la concentración de cucurbitacina, aunque este vínculo no está científicamente demostrado de manera definitiva. En este caso, la paciente informó un sabor inusualmente amargo, una clara señal de advertencia que podría haberla alertado del peligro.

El tratamiento para este tipo de intoxicación implica una estrecha vigilancia y cuidados de apoyo para estabilizar los signos vitales, ya que no existe un antídoto específico. Afortunadamente, después de cinco días en la UCI, el shock de la mujer disminuyó. Sin embargo, dos semanas después experimentó una pérdida de cabello repentina y progresiva, otro síntoma conocido asociado con el envenenamiento por calabaza amarga que solidificó aún más el diagnóstico.

Este caso canadiense destaca porque el síndrome de la calabaza tóxica es extremadamente raro. Se han documentado casos similares principalmente en regiones como la India, donde el jugo de calabaza figura en las prácticas de la medicina tradicional.