El último acto de una estrella atrapado en el tiempo: Nebulosa planetaria inesperada encontrada cerca de un cúmulo joven

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Los astrónomos se han topado con un raro enigma cósmico: una nebulosa planetaria acecha inesperadamente dentro del cúmulo globular más joven que conocemos. Este descubrimiento, publicado en las Publicaciones de la Sociedad Astronómica del Pacífico el 7 de noviembre de 2025, arroja luz sobre la rápida evolución de las estrellas masivas y desafía nuestra comprensión de los ciclos de vida estelares.

La nebulosa recién descubierta, denominada Ka LMC 1, fue detectada cerca del corazón de NGC 1866, un cúmulo de estrellas ubicado dentro de la Gran Nube de Magallanes, una galaxia satélite de nuestra Vía Láctea, aproximadamente a 160.000 años luz de distancia. NGC 1866 es notablemente joven para un cúmulo globular de sólo 200 millones de años, y su proximidad relativamente cercana permite a los astrónomos estudiar estrellas individuales dentro de él.

Un rompecabezas de tiempo y evolución

El descubrimiento fortuito se realizó durante observaciones espectroscópicas de las estrellas del cúmulo utilizando el instrumento MUSE en el Very Large Telescope (VLT) en Chile. Los investigadores estaban analizando los espectros (luz descompuesta en sus longitudes de onda constituyentes) cuando encontraron una firma inesperada: una capa ionizada característica de una nebulosa planetaria.

Las observaciones posteriores con el Telescopio Espacial Hubble revelaron la débil capa en expansión y una brillante estrella central, confirmando sus hallazgos iniciales. Las nebulosas planetarias marcan el acto final en la historia de vida de una estrella masiva. Después de fusionar su combustible nuclear, una estrella se expande hasta convertirse en una gigante roja, arroja capas de gas al espacio y, finalmente, colapsa formando un denso núcleo de enana blanca. Este material expulsado recibe energía de la radiación de la enana blanca, creando la nebulosa brillante que observamos.

Pero aquí radica la paradoja: la corta edad de NGC 1866 choca con la esperanza de vida esperada de una estrella capaz de producir una nebulosa tan poderosa. Normalmente, las estrellas masivas evolucionan rápidamente y se convierten en nebulosas planetarias en apenas miles de años, una escala de tiempo que parece demasiado breve para la edad de este cúmulo.

Una rara oportunidad de observación

“Ka LMC 1 es realmente un enigma: para el joven cúmulo de 200 millones de años, necesitamos que la estrella progenitora sea bastante masiva”, explica el profesor Martin Roth del Instituto Leibniz de Astrofísica de Potsdam y de la Universidad de Potsdam. “Pero una estrella así evolucionaría muy rápidamente hacia la vía de enfriamiento de una enana blanca”.

Como señala Howard Bond, autor principal del estudio de la Universidad Penn State y el Instituto Científico del Telescopio Espacial: “Es una de las raras ocasiones en las que la evolución estelar puede verse sorprendida en el acto”.

Este hallazgo inusual ofrece a los astrónomos una oportunidad excepcional. Al estudiar Ka LMC 1 en detalle, esperan refinar los modelos de evolución estelar masiva, salvando la brecha entre las predicciones teóricas y las realidades observacionales.

El equipo enfatiza que se necesitan más observaciones para desentrañar este misterio cósmico, lo que podría revelar información sobre cómo las estrellas viven sus momentos finales y arrojar luz sobre los procesos que dan forma a las poblaciones estelares dentro de galaxias como la nuestra.