Un nuevo estudio plantea serias preocupaciones sobre la seguridad de la leche cruda y revela niveles alarmantes de bacterias resistentes a los antibióticos presentes en la leche de vaca y oveja comúnmente consumida en Pakistán. Los hallazgos, publicados en la revista PLOS One, resaltan un importante riesgo para la salud pública relacionado con la práctica generalizada de consumir leche no pasteurizada en muchas partes del mundo.
Más del 95% de la leche que se consume en Pakistán es cruda, lo que significa que no ha sido calentada para matar bacterias potencialmente dañinas. Esta práctica deja a los consumidores vulnerables a la contaminación derivada de un manejo inadecuado o infecciones dentro de las vacas, conocida como mastitis subclínica. Aunque a menudo es invisible a simple vista, esta afección debilita a las vacas y contamina directamente su leche con bacterias.
El uso excesivo de antibióticos para controlar estas infecciones a menudo ocultas ha impulsado una tendencia preocupante: la aparición de cepas bacterianas multirresistentes. Estas superbacterias pueden pasar fácilmente de la leche contaminada a los humanos, amenazando tanto la salud individual como la pública.
Este estudio se centró en Staphylococcus epidermidis, una bacteria comúnmente asociada con la mastitis subclínica. Aunque suele ser inofensiva para la piel humana, esta bacteria puede representar una grave amenaza cuando presenta resistencia a múltiples antibióticos.
Los investigadores recolectaron 310 muestras de leche (la mitad de vacas y la otra mitad de ovejas) y las examinaron para detectar la presencia de Staphylococcus epidermidis y signos de mastitis subclínica. Los resultados fueron preocupantes: casi una cuarta parte de las muestras indicaban mastitis subclínica y aproximadamente el 13% albergaba esta peligrosa bacteria.
Aún más alarmante fue el perfil de resistencia del Staphylococcus epidermidis aislado. Casi todos (95%) mostraron resistencia a la penicilina y la eritromicina, y la mitad resistente a tres o más antibióticos. Esta resistencia desenfrenada alimenta el temor de que estas cepas puedan transferir sus genes resistentes a los antibióticos a patógenos aún más peligrosos como Staphylococcus aureus, responsable de infecciones graves, incluido MRSA.
Los autores del estudio enfatizan que este descubrimiento subraya un vínculo crítico: el uso de antibióticos en las granjas impacta directamente en los riesgos para la salud pública. Instan a tomar medidas urgentes para abordar dos cuestiones clave:
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Administración de antibióticos: La implementación de controles y directrices más estrictos con respecto al uso de antibióticos en la ganadería es esencial para frenar el desarrollo y la propagación de bacterias multirresistentes.
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Prácticas de higiene mejoradas: Medidas sanitarias más estrictas en toda la cadena de producción láctea son cruciales para prevenir la contaminación bacteriana desde el principio, minimizando la dependencia de antibióticos como método de control primario.
Sin estos cambios, el consumo generalizado de leche cruda conlleva un riesgo cada vez más peligroso: una creciente reserva de bacterias resistentes a los antibióticos capaces de poner en peligro la salud humana.


























