Casius, un cocodrilo de agua salada de 120 años, murió el año pasado a causa de una sepsis causada por una infección latente que permaneció contenida dentro de su cuerpo durante más de cuatro décadas. El caso, revelado por una necropsia realizada por el Centro de Investigación de Cocodrilos en Darwin, resalta la resistencia única (y la vulnerabilidad última) de los reptiles a las infecciones a largo plazo.
La amenaza silenciosa: la infección encapsulada
Sally Isberg, directora general del centro de investigación, explicó que Cassius albergaba una infección derivada de una lesión sufrida en la naturaleza antes de su captura en 1984. Los cocodrilos pueden encapsular infecciones dentro del tejido fibroso, sellándolas efectivamente durante períodos prolongados. Esto es diferente a los mamíferos, donde tales infecciones normalmente se manifiestan como abscesos.
Sin embargo, la contención no es permanente. En el caso de Cassius, la cubierta fibrosa, o “fibrosis”, finalmente se rompió cerca de su pulmón izquierdo en noviembre, lo que desató una infección de décadas y provocó una rápida sepsis. Sorprendentemente, sólo 17 días antes de su muerte, Isberg no encontró signos visibles de enfermedad durante un chequeo médico.
Lesión y edad: el doble golpe
La lesión original probablemente ocurrió cuando Cassius perdió su pierna delantera izquierda cuando era menor. La necropsia reveló que la infección estaba relacionada con daños en la caja torácica izquierda, que había sido distendida por la creciente fibrosis. A medida que Cassius envejecía, la capacidad de su cuerpo para mantener la carcasa fibrosa se deterioraba, provocando que finalmente estallara.
“No pudo continuar [haciendo] esa envoltura fibrosa alrededor de esa infección”, afirmó Isberg. Esto enfatiza que incluso en reptiles longevos, la descomposición celular eventualmente compromete los mecanismos de defensa.
La estimación de la edad sigue siendo incierta
Marineland Crocodile Park celebró el cumpleaños número 120 de Cassius en 2023, pero su edad siempre fue una estimación. Los investigadores intentaron confirmar su edad analizando los anillos de crecimiento en el fémur, pero las temperaturas estables en el parque hicieron imposible obtener una lectura precisa. Los anillos de crecimiento en los huesos de cocodrilo solo son confiables cuando el metabolismo fluctúa, algo que no ocurre en un ambiente controlado.
A pesar de la incertidumbre, la esperanza de vida de Cassius sigue siendo extraordinaria. Su cuerpo ahora ha sido disecado y será presentado en una exhibición en Marineland Crocodile Park.
La muerte de Cassius sirve como un crudo recordatorio de que incluso las criaturas más resistentes son susceptibles a las consecuencias a largo plazo de las lesiones y a los efectos inevitables del envejecimiento. El caso subraya la compleja interacción entre la infección, la inmunidad y la longevidad en los reptiles, proporcionando conocimientos valiosos para la conservación de la vida silvestre y la ciencia veterinaria.
















