Mareas crecientes, riesgos crecientes: se avecinan inundaciones anuales en el noreste de EE. UU. hacia finales de siglo

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Las comunidades costeras del noreste de Estados Unidos enfrentan un futuro sombrío: las inundaciones extremas que actualmente se esperan una vez cada siglo pueden convertirse en ocurrencias anuales dentro de los próximos 75 años. Un nuevo estudio publicado en Earth’s Future revela esta alarmante tendencia, impulsada por las fuerzas combinadas de la intensificación de los huracanes y la aceleración del aumento del nivel del mar. Los hallazgos subrayan un cambio crítico en la evaluación de riesgos, que exige medidas de adaptación inmediatas.

La amenaza cada vez mayor

Los investigadores utilizaron modelos informáticos avanzados para simular patrones de tormentas futuras en distintos escenarios de emisiones de carbono. Los resultados son claros: a medida que aumentan las temperaturas globales, se prevé que los huracanes se vuelvan más frecuentes y más intensos. Al mismo tiempo, el aumento del nivel del mar amplificará el impacto incluso de las tormentas moderadas. Esto significa que las inundaciones históricas de “100 años” (eventos con una probabilidad del 1% de ocurrir en un año determinado) podrían convertirse en algo común para finales de siglo.

En escenarios de emisiones moderadas, las inundaciones de “500 años” (eventos con una probabilidad anual del 0,2%) podrían ocurrir cada 1 a 60 años. Con emisiones más altas, esa frecuencia aumenta a 1 entre 20. El estudio también destaca variaciones regionales. En estados del norte como Nueva York y Connecticut, el aumento del nivel del mar es el principal factor del aumento del riesgo de inundaciones, mientras que áreas más al sur, como Nueva Jersey y Virginia, experimentarán una amenaza combinada tanto del aumento del nivel del agua como de la intensificación de las tormentas.

El Factor Humano: Incertidumbre en las Emisiones

La conclusión más aleccionadora del estudio no es sólo el riesgo físico, sino la incertidumbre que lo rodea. Como señala Jeff Ollerhead, geomorfólogo costero de la Universidad Mount Allison, la variable más importante en los modelos climáticos futuros no es científica: es el comportamiento humano.

“No sabemos qué va a hacer la gente”, dijo, refiriéndose a las respuestas políticas a la crisis climática. “Esa es la mayor incertidumbre”.

Esto significa que incluso los modelos más precisos dependen de las decisiones que se tomen hoy sobre las emisiones de carbono. Sin reducciones rápidas y significativas, los peores escenarios se vuelven cada vez más probables.

La nueva normalidad: la adaptación es clave

Las implicaciones son claras: las comunidades costeras deben prepararse para un futuro en el que las inundaciones no sean una excepción, sino la norma. Incluso tormentas más pequeñas causarán grandes daños a medida que el nivel del mar siga aumentando. El huracán Fiona, que azotó el Atlántico canadiense en 2022, sirve como avance: una marejada ciclónica de 6,5 pies podría ir acompañada de una tormenta más débil en las próximas décadas si el nivel del mar aumenta solo 3,3 pies.

La defensa más eficaz es la reubicación: desplazarse hacia el interior y cuesta arriba. Pero para muchas comunidades esto no es factible. Es esencial contar con códigos de construcción actualizados que tengan en cuenta los riesgos futuros de inundaciones, pero deben ir más allá de los estándares actuales basados ​​en puntos de referencia obsoletos de “eventos de 100 años”. Como señala Begmohammadi, “un acontecimiento de 100 años ahora no es lo mismo que uno en el futuro”.

La realidad es la siguiente: las inundaciones costeras serán más frecuentes y graves, lo que obligará a las comunidades a adaptarse o correrán el riesgo de verse abrumadas. El momento de prepararse no es el futuro: es ahora.